Carnaval, una de cal y otra de arena.

El Carnaval y los disfraces están íntimamente relacionados con el colectivo LGTB. Históricamente han sido unas fechas donde se podía ir más allá de los convencionalismos sociales, se podía transgredir sin ser excesivamente juzgado, pudiendo así disfrutar de una forma de expresar identidad u orientación que permanecían reprimidas el resto del año.

Las vivencias de nuestras hijas e hijos nos han enseñado otra forma de disfraz, el cotidiano, el que enfundamos a una persona porque al nacer se supuso que su identidad sería una u otra. Algo tan importante para las relaciones humanas y la autoestima, como la indumentaria con la que te presentas ante el mundo, un mundo dividido en dos, azul y rosa, hombre y mujer, debería tener menos de imposición. Afortunadamente la frontera que entre esos dos mundos existe en la actualidad, es mucho más difusa que la que había cuando las madres y los padres eramos pequeños.

Por ello y porque una de las nuestras aspiraba a Reina en el Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, dejamos a un lado los reparos que nos pueden producir estos concursos sexistas y nos propusimos animarla y apoyarla desde la distancia. A través de internet seguimos el espectáculo desde todos los rincones del estado español e incluso desde un hogar de La Paz, allende los mares. El chat hervía de entusiasmo y emoción, las peques y los peques, con sus ojos como platos comentaban el evento. L@s que conocemos personalmente a Lola y l@s que no,  nervios@s y esperanzad@s por el significado que tiene para este colectivo, que una menor transexual se suba en un escenario reivindicando su identidad sexual de forma abierta.

Y fue reina, nuestra reina, para el resto cuarta dama de honor. Para ella la experiencia vivida y la fuerza de decir quien es, con 16 años gritar al mundo, mírame a los ojos.

Como siempre, una de cal y otra de arena. Se empañó la noche con la Murga ganadora de los Carnavales, Los Nietos de Sarymanchez, parecía ganadora de lo grotesco y lo ridículo. Con una actuación que exaltaba los contravalores de la borrachera, el machismo y el sexísmo y que por último usaba un recurso tránsfobo como mofa simplona, con la frase «ya te lo advertí Loli era un travestí» como colofón de la estupidez y el mal gusto.

No nos vale el carnaval como excusa, no hay argumento que avale la mofa de un colectivo marginado, que históricamente ha sufrido los ataques de los desaprensivos e intolerantes. Las madres y los padres de Chrysallis manifestamos nuestro rechazo e invitamos a los organizadores del evento a impedir que un hecho así se repita. Existen formas de divertir y con humor educar e incluso en vez de denostar, apoyar causas como la nuestra, que es de libertades y derechos básicos.

Por ello preferimos recordar que hace un año La Comparsa del Futuro que Ganó el Carnaval de Málaga, le dedicó un paso doble a Gabi, niña transexual que sufrió la transfobia de los educadores y las instituciones que gestionaban su colegio. Este es el modo en el que divertir no está reñido con apoyar.