Yo vengo de una familia cristiana, muy cristiana

A cada persona le llega el momento de buscar su paz interna y ponerse a pensar en uno mismo antes que en los demás. Y toma esas decisiones trascendentales en su vida, buscando su felicidad.

Holaaa gente!! Mi nombre es Erik. Tengo 27 años y llevo casi tres años con el tratamiento, pero hasta ahora no he sido realmente yo.

Os cuento… Yo vengo de una familia cristiana, muy cristiana…jajaja. Yo, desde los 10 años, ya sabía lo que me estaba pasando. Hay veces,  sí que es cierto, que llegué a pensar que era culpable de lo que sentía… porque yo sabía que en el momento que diera el paso iba a perder a parte de mi familia, una parte muy importante, como son mi madre y mi hermana. Mi madre es una persona que dirige toda su vida en torno a la religión, y mi hermana siempre busca la aceptación de mi madre… por lo que siempre hace lo que mi madre dispone. Cuando le dije todo lo que sentía su reacción fue de rechazo, de decepción a sus ojos por lo que le había contado. Pasaron dos semanas hasta que tuvimos la primera conversación seria y en principio me dijo que me aceptaría tal y como yo me sintiese, pero nada más lejos… esos días de aceptación pasaron pronto. Todo volvió a ser frío como cuando le dije por primera vez que me gustaban las chicas, dos años y medio pasaron hasta que medio volvimos a hablar conviviendo bajo el mismo techo… dos años y medio de aislamiento total. Tuve la posibilidad de independizarme y así lo hice. Llegó el día de confesarle mi transexualidad viviendo de nuevo con mi familia por circunstancias de la vida y, en solo dos meses, tuve que irme de casa por sugerencia maternal, puesto que me dio a elegir entre estar con ellos y parar el tratamiento o continuar pero fuera de su casa. Estuve tres meses viviendo en casa de mi mejor amigo y la dueña del piso de enfrente por medio de la casera del piso de mi mejor amigo, me ofreció instalarme y comenzar a pagarle cuando estuviera trabajando. A día de hoy tengo mi casa, y al corriente de pago… jajaja, mi trabajo, y el apoyo de mi padre que, tras un periodo de reflexión, comenzó a intentar comprender todo lo que he estado pasando hasta tomar la mejor decisión de toda mi vida: ser fiel a mí mismo y comenzar con el tratamiento.

A cada persona le llega el momento de buscar su paz interna y ponerse a pensar en uno mismo antes que en los demás. Y toma esas decisiones trascendentales en su vida buscando su felicidad. Mi momento fue pasados 23 años intentando ser ‘normal’, intentando aceptar algo odioso para mí, como es mi cuerpo. Para otros ha sido con 2, con 5 o con 10 años, porque han contado con el apoyo de la gente de su alrededor. Lo cual me hace replantearme la suerte que se tiene recíprocamente, de esos hijos tener a esos padres y esos padres de tener esos hijos. Y yo admiro y envidio de manera sana esa oportunidad que se les ha dado y han tenido la valentía de ser fieles a sus sentimientos y luchar por ello cada día. Gracias a Majo por la oportunidad de pertenecer a este grupo y, en la medida de lo que pueda, poder colaborar en todo lo posible. Un saludo desde tierras mañas, seguiremos siendo ese movimiento que ayudó a ejercer presión, para luchar por todos y cada uno de nuestros derechos.