Se dice que la persona que olvida su pasado está condenada a repetirlo, por eso hoy nos reunimos en este espacio, foco generador de respeto y democracia, de protección y erradicación de las desigualdades para rendir homenaje a quienes no tuvieron amparo y fueron víctimas de torturas, abandono y asesinato.
Hoy honramos la memoria de todas aquellas personas homosexuales, bisexuales y transexuales que fueron presa del depredador implacable que puede llegar a ser el hombre para con el propio hombre. Víctimas doblemente vejadas que aún, a día de hoy, siguen sin ser contabilizadas y que una vez finalizada la masacre vieron como debían continuar con su huida, su olvido y su castigo durante cincuenta y siete años más. La mayoría de ellas no llegaron a obtener descanso en vida, aquellos triángulos rosas quedaron marcados en sus almas y en nuestro olvido.
Dicen que quien olvida su pasado está condenado a repetirlo y exactamente eso es lo que está pasando en nuestros días. Días de personas homosexuales arrojadas desde torreones, de centenares de asesinatos silenciados a mujeres transexuales, de persecución, de Invisibización y violación de la diversidad que nos hace personas, ricas, peculiares, maravillosas.
Hoy debemos repetirnos ese mantra y no olvidar nuestro pasado, pero tenemos, además, la obligación de hacer algo más allá y parar el holocausto que se perpetúa impunemente en nuestros días.