DYLAN

Soy Dylan, un chaval de 11 años, que os va a contar su historia. Mis inicios en la vida fueron como “Silvia”, hasta los tres años de edad tenía que llevar coletas, vestidos… hasta que un día les dije a mis padres que no quería esto, no quería vestidos, ni muñecas (bueno lo dije a mi manera porque era pequeño).

En el cole iba con los niños y jugaba al fútbol y todos esos juegos típicos de los niños (aunque todos los juegos son para todos).

Les decía a mis padres que me llamaran como a un chico. Me ponía nombres de gente que admiraba como: Sonic (el erizo azul del videojuego), Albín (como el de Albín y las ardillas), Mateo y muchos más…

Me llevaron a una psicóloga muy buena, le contaba lo que me pasaba, que quería ser un niño. Ella ya se lo olía y me mandó a un psiquiatra para ayudarme porque le venía grande. Con 9 años conocí a ese psiquiatra y tuvimos unas sesiones y me mandó a un amigo suyo a que me ayudara. Y me contó que aquel señor me ayudaría a cumplir mi sueño de ser chico.

La primera vez que le vi no dije nada, estaba llorando de felicidad por dentro. Me dijo que lo que yo tenía era disforia de género, por transexualidad. Me enseñó un libro y me dijo que le dijera que con qué dibujo identificaba más mi desarrollo, y se lo dije, a lo cual el me respondió que estaba en estadio III-IV de Tanner que es el nivel de desarrollo hormonal. Dijo que con 11 años era demasiado pecho y que como tenía la regla, me pondría enseguida los bloqueadores. Ahora sí que lloraba a moco tendido de felicidad. Se hacía dura la espera para ver a un médico que confirmara si realmente los necesitaba, porque si no tendría que esperarme a los 12 años, y me dijo que sí.

¡El primer día de bloqueadores!, ¡dios como me dolía el estómago!, cuando me puso la primera dosis era el niño más feliz del mundo. Ahora se me ha disminuido el pecho. ¡Y no podría ser más feliz! Y doy muchas gracias a la gente que me está ayudando en esta batalla, y que me levanta cuando me caigo de dolor.