El tránsito de las familias de menores transexuales

FUENTE: INFOGAI

13451055_10154260484559133_1198174636_nAnte un embarazo deseado las ilusiones y las esperanzas  se disparan. Madres, padres y entorno cercano comienzan a crearse expectativas sobre ese ser que está por llegar. También aparecen los miedos y las incertidumbres. La ciencia nos proporciona datos que nos ayudan a vivir un embarazo confiado. Las familias de menores transexuales nos encontramos con que aquellos métodos que durante la gestación pretendían determinar el sexo de nuestras hijas o hijos y que cuentan con un gran número de aciertos demuestran su ineficacia para esta minoría.

La identidad sexual de las personas es el sentimiento íntimo de pertenecía a un grupo, el de hombres o el de mujeres, en ocasiones a ninguno o a ambos. Cuando comenzamos a hablar y a tener conciencia de quiénes somos nos vamos identificando en mayor o menor medida con uno de los sexos. Dijéramos que, estadísticamente hablando, hay una alto índice de acierto al interrelacionar una determinada configuración genital respecto a la identidad – pene y testículos niño, vulva niña – el problema viene para aquel porcentaje que no cumple el pronóstico y conforma la minoría, que se ve abocada a una situación de negación de su identidad, antes incluso de que tener conciencia de la misma.

Con la conquista del lenguaje, cuando los niños y niñas empiezan a reproducir el género y los roles con los que se sienten identificados, en muchas ocasiones son corregidos por no coincidir con los asignados en el nacimiento, utilizan los estereotipos de género como herramienta para gritarnos quienes son, casi todos tiene un nombre pensado para cuando sean identificados como se sienten y en ambientes que intuyan de confianza, expresarán su sentir. Otro momento muy sensible es el de la pubertad,  ver que su cuerpo se desarrolla y que se alejan del ideal físico de hombre y mujer que han aprendido les puede llevar a una crisis vital donde deben encajar su persona en una sociedad que no les espera. Es fundamental el apoyo de la familia.

Si ante las afirmaciones, las preguntas o los comportamientos de esas niñas y niños que no cumplen con las expectativas que hemos generado tendemos a seguir con la farsa: “tienes pene, eres niño; tienes vulva, eres niña” y a partir de ahí, cada cual intensifica en mayor o menor medida la tarea de hacer entender, desde una posición privilegiada de poder, que ellos o ellas son sus genitales y no su sentir, su cerebro, estaremos causando daños, en muchos casos, irreparables. La inferioridad que supone su edad hace que sea fácil que durante los primeros años de vida hagamos oídos sordos a sus reivindicaciones y seamos esos ciegos que no quieren ver.

Afortunadamente, como contrapartida, cada día es más habitual el respeto a una infancia creativa, libre y que fomenta el desarrollo personal y la autoestima. Esto hace que la mayoría de los niños y las niñas insistan en expresar su identidad de una manera personal.

UNA CUESTION DE IDENTIDAD

En ocasiones los progenitores piensan que es una cuestión de orientación, lo que no es de extrañar porque muchas personas transexuales adultas se agarraron a la posibilidad de presentarse como homosexuales, para poder explicarse y aproximarse a una vivencia de su ser más cercana a su realidad. No olvidemos que la transexualidad no es un tema muy frecuente en los libros, el cine o los cuentos. La dificultad está en el desconocimiento y la desinformación, el no saberse etiquetar o desconocer una realidad hace que no te puedas o no la puedas identificar. Además de que la palabra transexualidad está asociada a unas connotaciones estereotipadas de marginalidad y estigmatización que tampoco ayudan a que podamos identificarnos en ese concepto.

Mujer es una aborigen de la selva brasileña, también una top model, la presidenta alemana o Martine Rothblatt, ejecutiva mejor pagada de USA y transexual, aunque tienen formas distintas de expresarlo. Las personas transexuales son tan diversas como las cisexuales.

Algunas situaciones se complican más cuando la persona es homosexual o bisexual, tanto para la protagonista como para el entorno, como en toda minoría sumar situaciones de potencial rechazo social no favorece la asunción de la vivencia.

Cuando las familias se encuentran con esta realidad pueden reaccionar de diferentes maneras,  si se considera un drama es posible que lleve a la familia a una convivencia penosa y frustrante, con batallas cotidianas continuas. Por el contrario la experiencia de las familias de Chrysallis, Asociación de Familias de Menores Transexuales, que respetan la identidad de sus hijxs y procuran espacios seguros para su desarrollo personal favoreciendo que la niña o al niño se presente y relacione en sociedad con su identidad sentida, mejora la actitud y el bienestar individual y de la familia.

Algunas personas sienten que el hacer pública esta realidad familiar en su entorno les puede llevar a una devaluación de su estatus, pero lo cierto es que, en general, la sociedad lo acepta de forma muy empática y solidaria, y son miedos infundados. Los posibles cuestionamientos de conocidos o familiares no pueden anular el efecto positivo de propiciar que una hija, o un hijo, sea feliz.

PROTECCIÓN JURÍDICA

Donde se encuentra más dificultad para acoplar esta realidad es a nivel administrativo. Es muy importante la recién modificada Ley de protección jurídica del  menor que a efectos de la interpretación y aplicación en cada caso del interés superior del menor, determina que se tendrán en cuenta su identidad sexual. Especialmente relevante es que se haya reconocido expresamente el derecho al libre desarrollo de la personalidad conforme a la identidad sexual. De este modo, los poderes públicos deben abandonar el “paternalismo” mal entendido que en ocasiones practican con los menores transexuales, que es una injerencia inadmisible en la vida privada de estos menores, les dificultan poder desarrollar libremente su personalidad durante su infancia y pubertad conforme al sexo sentido como propio. El interés superior de un menor transexual, al que han de atender los poderes públicos, no es otro que conseguir que se respeten sus derechos fundamentales, y en particular que se garantice su derecho al respeto a su vida privada e intimidad, sin que se menoscabe su dignidad como personas, y que se respete y se haga posible su deseo a desarrollarse durante su infancia y adolescencia conforme al sexo sentido como propio, esto es, conforme a su identidad sexual. Se deduce de la misma, que las administraciones públicas deberían velar porque todas las niñas y niños, tuvieran una infancia libre de opresión y de la violencia que supone imponer una identidad y unos roles de género. Es obligación de l@s adult@s y en especial de los progenitores velar para garantizar ese respeto.

En los últimos años, impulsado por el activismo, se ha iniciado un movimiento a nivel legislativo, en gran parte del Estado Español, para proveer de derechos efectivos a las personas transexuales fruto del mismo son las Leyes aprobabas en Andalucía, Extremadura o Madrid.

La imagen de hombre y mujer y la forma de relacionarse cisheteropatriarcal que nos imponen hoy los medios de comunicación propone una tiranía hacia nuestro ser, generando mal estar y haciendo, cada vez más, que las personas tengamos una mala relación con nuestros cuerpos y nuestra imagen. Es una responsabilidad social superar esta etapa y promocionar la diversidad de las personas en su identidad, en su orientación, en su expresión y en su particular forma de vivirse.

Las familias de Chrysallis nos sentimos privilegiadas y orgullosas de nuestras hijas e hijos que nos han abierto la mirada hacia un mundo multicolor, nos han dado la oportunidad de avanzar con ell@s y de disfrutar y compartir sus vivencias.

Natalia Aventín Ballarín

Presidenta de Chrysallis Asociación de Familias de Menores Transexuales.