“Necesitamos protocolos ginecológicos para personas trans”

ROSA ALMIRALL – GINECÓLOGA

La práctica médica dominante, como casi todo en nuestras sociedades, está marcada por el binarismo, por una división entre hombres y mujeres, en la que además el hombre y la heterosexualidad son el patrón y el modelo en torno al cual giran todas las disciplinas.

Superar esta visión implica salirse de la institución más encorsetada y echar un vistazo a una realidad social formada por una amplia diversidad de personas que rara vez encajan en esos patrones establecidos en libros o estudios.

Rosa Almirall es ginecóloga, lleva 38 años ejerciendo su profesión y es directora de área de Atención a la Salud Sexual y Reproductiva (ASSIR) de Barce­lona, un servicio que forma parte del Institut Català de la Salut de la Generalitat.

Al­mirall es una de esas personas que sabe mirar fuera de las rigideces de la academia, que pone las necesidades de las personas en el centro de su práctica diaria. En 2012 impulsó la creación de Transit, un servicio que se centra en la promoción de la atención ginecológica a las personas trans y por donde ya han pasado más de 450 personas.

«Es el dilema que siempre existe: el de los servicios que consideran la transexualidad una enfermedad mental y servicios que dan la voz a la persona». Almirall apuesta por realizar una labor informativa y de asistencia sin darle más literatura de la necesaria a un servicio «que no es más complicado que cualquier otra cosa que hacemos en nuestro día a día: citologías, mamografías, o hablar de anticoncepción».

¿Cómo empieza Transit?

Surge hace cuatro años, cuando ocurren distintas cosas, como el caso de una persona trans que se presentó en nuestro servicio y no fue bien tratada. En­tonces me pregunté por qué en 38 años de especialidad no había tenido contacto con gente trans, por qué no venían a los servicios de ginecología. Ahí es cuando pensé que sería interesante crear dentro de mi servicio una consulta para la promoción de la salud de las personas trans, pero desde una visión de la ginecología y obstetricia. ¿Por qué esta gente no viene? ¿Por qué no hay prevención?

Pensé que era necesario intentar crear una consulta sin estereotipos, sin prejuicios, donde se hagan citologías, mamografías o se resuelvan dudas sobre sexualidad, reproducción o anticoncepción, pero desde una visión ginecológica y obstétrica.

¿Cómo sales de una práctica ginecológica normalizada y extendida?

Vengo del feminismo y de cuestionar la propia ginecología y los modelos patriarcales dentro de la medicina. Ya trabajaba en esta línea cuando el aborto o los anticonceptivos estaban prohibidos o se practicaban histerectomías que yo viví como agresivas. Defiendo el derecho de la persona a decidir qué hacer con su cuerpo después de haber recibido una información lo más objetiva posible. Me cuesta poco situarme en las personas, se autoetiqueten como se autoetiqueten. Desde muchos posicionamientos diferentes he ido buscando otros espacios donde hacer las cosas de otra manera. Cuando empecé a pensar en Transit no tenía ni idea de lo que era la transexualidad, ni de lo que necesitaban.

Entonces empecé a leer, estudiar e informarme. Mi objetivo ­realmente era hacer lo mismo que hago con las personas ‘cis’ [aquellas cuya identidad de género y el género que se les asigna al nacer coinciden], pero con las personas trans, y desde un sitio de respeto a sus identidades, cuerpos y variaciones. Contacté con gente trans, sobre todo activistas, para presentar mi idea y ver si podía cuajar. Tuvo muy buena acogida. También fui a la Unidad de Trastornos de Género de Barcelona a presentar este proyecto y les pareció muy complementario, porque había aspectos de atención primaria que no se estaban cubriendo.

¿Cómo imaginas Transit en los próximos años? ¿Qué sería deseable esperar?

Podemos hablar de modelos transitorios y modelos definitivos. Tal y como yo lo visualizo, creo que Transit debería desaparecer como servicio. Me gustaría que se desplegara la atención trans por todo el territorio y todos los servicios, que la sanidad de estas personas fuera integrada en el modelo normalizado de sanidad.

Lo idóneo sería que parte del acompañamiento lo pudiera hacer el personal médico de familia, los endocrinólogos o los ginecólogos de atención primaria

Lo idóneo sería que parte del acompañamiento lo pudiera hacer el personal médico de familia, los endocrinólogos o los ginecólogos de atención primaria. Éste sería el modelo hacia donde ir. Como el desconocimiento es muy grande, probablemente Transit sea necesario un tiempo para ir formando a los profesionales que asuman desde la normalidad la atención a estas personas.

Mucha gente del sector sanitario argumentará que no hay formación ni información.

Esta película ya la he vivido. Es lo mismo que ocurrió con los centros de planificación familiar y con la anticoncepción, cuando estaba prohibida. Entonces ni los ginecólogos ni los médicos de familia estaban formados en anticoncepción, pero al final se crearon macroestructuras, muchas de ellas dependientes de los ayuntamien­tos. Fue­ron los centros de planificación familiar. Al principio parecía muy difícil y muy complejo pero, a medida que los profesionales se fueron formando, estos centros se integraron en la red pública normalizada.

Yo visualizo un poco el mismo camino. No es rápido ni fácil, pero poco a poco se hará. Porque, en este momento, 170 personas del total que hemos atendido desde Transit en los inicios de su transición ya están siendo llevadas por médicos de familia. Y esto es algo muy importante.

¿Qué tipo de programas ­desarrolláis?

Trabajamos mucho en torno a la prevención. Hay que intentar incorporar a los hombres trans a los mismos protocolos que tenemos las mujeres ‘cis’. Es decir, si hay útero –una parte importante de hombres trans lo matienen–, se incorpora la vagina a los juegos sexuales y, si tienen más de 25 años, es necesario que esas personas estén en un programa en el que se hagan citologías. Entiendo que para los hombres trans su parte genital o vaginal puede despertar un pudor comprensible, por eso es muy bueno encontrarse con profesionales sensibles. Gracias a esto tenemos un 80% de chicos trans en un programa de cáncer de cuello de útero.

Otro ejemplo son las mujeres trans que tienen mamas y toman hormonas, por qué no usar los mismos criterios de prácticas de mamografía o al menos ­ofrecerlos, aunque haya muchos cuestionamientos sobre las mamografías, y yo misma soy crítica. El programa de cribado de cáncer de mama que hay en Catalunya incluye a las mujeres trans, pero sólo a las que hayan hecho un cambio en su DNI. Algunas no lo han hecho por lo que, aunque sean mujeres trans, no se beneficiarán de estos programas. Con las mujeres trans que se hayan hecho una vaginoplastia, también hacemos un acompañamiento para esta nueva vagina, para que puedan reaprender una nueva sexualidad o el uso de dilatadores para que sea más elástica.

Uno de los grandes temas y más desconocidos es la orientación en cuestiones reproductivas y de anticoncepción. La gente trans puede decidir si quiere o no reproducirse en función de la situación que estén viviendo. Es importante que los chicos trans sepan que si tienen relación con chicos ‘cis’ o con mujeres trans y están en baja dosis de testosterona, pueden quedarse embarazados si incorporan la vagina en sus juegos. Igual hay que pensar en buscar un método anticonceptivo no hormonal, como el diafragma o los dispositivos intrauterinos.

De vez en cuando te encuentras a algún chico trans que se ha quedado embarazado o que te pide la pastilla del día después. Hay que informar de estas posibilidades. Al igual que antes de iniciar un proceso hormonal tenemos que informar de las técnicas de reproducción asistida de las que se puede beneficiar la persona si en un futuro quiere tener la posibilidad de reproducirse. Algu­nas mujeres trans antes de iniciar el proceso deciden criopreservar semen. Depende de qué tipo de pareja tengan, a lo mejor pueden usar este semen para tener un hijo o hija biológica.

Todos estos temas se tratan en la entrevista que hacemos al inicio. El espectro de atención ginecológica es amplio y no es diferente de lo que se hace con otras personas que no son trans. Básicamente es informar para que decidan.

Parece que volvemos al inicio de la entrevista. Básicamente se trata de que la medicina ponga el foco en las necesidades de las personas.

Exacto. Estoy pensando en el principio de los 80, con los inicios del VIH, cuando, desde la medicina, cuando una mujer daba positivo, se recomendaba muy vivamente la ligadura de trompas. Menuda burrada hicimos. En aquel momento no sabíamos. Yo no soy partidaria de cerrar puertas definitivamente, por eso hago mucha labor en los hombres trans para que no se hagan una histerectomía ni una anexectomía. Es lo mismo que he hecho siempre con las mujeres ‘cis’, ahora lo hago con los hombres trans.

La decisión siempre es de la persona, pero no quiero que pesen esas amenazas de que con la testosterona los ovarios se secan y se pueden convertir en cancerosos, porque no es algo probado. La información objetiva es que no hay estudios suficientes, porque a la mayoría de hombres trans les han quitado los ovarios. Por eso no se sabe qué puede pasar con un ovario después de muchos años de tratamiento con testosterona.

Es muy distinto decir que no se sabe o que seguro da cáncer. Se trata de que la información sea veraz porque, a veces, desde los púlpitos médicos damos informaciones sesgadas no se sabe muy bien respondiendo a qué intereses. Hay que incorporar a la gente trans con una mirada que normalice.

La transfobia perjudica seriamente tu salud… y la mía

El 24 de octubre se celebra el Día Internacional de Acción por la Despatologización Trans. Cada año, distintos colectivos de Navarra, Barcelona o Madrid, entre otros territorios, organizan actividades que van desde la reflexión, con charlas, talleres o documentales, hasta la ocupación de los espacios públicos a través de una gran manifestación. Algunos de los objetivos de la campaña y del día de acción es la retirada de términos como Trastorno de Identidad de Género o Disforia de Género, presentes en distintas legislaciones y servicios médicos alrededor del mundo, o que exista una cobertura sanitaria pública.

Este año en Madrid han convocado una semana de acciones y una manifestación el día 24 a las 19.00 horas de la plaza de Chueca a Jacinto Benavente. El lema del Octubre Trans de Madrid es «La Transforbia perjudica seriamente tu salud y la mía».