Por ti, Alan

Un pequeño príncipe, alegre y vivaracho decidió mezclarse entre las gentes de su pueblo. Para ello, cambió su vestuario y decidió mostrarse tal y como era, pensando que quizá ese hecho le acercara a ellos. Su sueño era muy simple, sin más aspiración que ser admitido y respetado como uno más, que su personalidad pudiera convivir con el resto de la humanidad.

El primer día sufrió una gran decepción al percibir el rechazo de muchos de aquellos que con él estaban en el edificio llamado colegio. Pero lejos de rendirse continuó luchando como su gran héroe ‘Batman’, por integrarse en esa sociedad tan poco amable y tolerante…

El pequeño príncipe sufrió lo indecible durante mucho tiempo, aguantó estoicamente las burlas e insultos de aquellos que sin motivo alguno se creían mejor que él. Pero fueron muchos y en diferentes colegios los que hicieron de su decisión y su vida un tormento.

El pequeño príncipe recurrió a la reina madre suplicando ayuda. Con energía y amor, la reina puso en marcha todos los recursos de los que disponía. Pero nada parecía alentar al pequeño príncipe, ni el amor de sus padres, hermano, familia y amigos podían sacarle del pozo donde la crueldad le había sumergido. La reina apretó con fuerza los resortes, luchando sin descanso para que su pequeño pudiera mostrarse tal y como deseaba, para que pudiera disfrutar de la felicidad y libertad que merecía.

Él era diferente, nada que a otros pudiera molestar, pero las diferencias siempre son marginadas. La reina veía afligida caer a su pequeño ‘Batman’ en el abismo de la oscuridad. Cada día era un reto, cada despertar un sacrificio para el pequeño príncipe que tanto sufría. Hasta que una tarde, cansando de tanto desprecio, humillación y crueldad, decidió alzar el vuelo, tomó prestadas las alas de su héroe y emprendió el vuelo sin retorno, dejando a la reina y su corte sumidos en un profundo vacío y dolor…

Hoy, todo el mundo habla del pequeño príncipe, se revuelven ante tanta injusticia e intolerancia, critican a la sociedad que hemos creado juntos. Pero para el pequeño príncipe llega tarde el clamor popular, él ya no puede regresar a la corte y abrazar a aquellos que le aman…

Aunque desde el lugar del firmamento donde se ha instalado brilla con intensidad para que su mensaje se escuche; para que se haga justicia con aquellos intolerantes que no permiten que cada cual viva como desee hacerlo, para que la sociedad tomé conciencia de lo que se debe hacer, para que las administraciones tomen medidas y castiguen y eduquen al agresor y no aíslen al agredido, para que cada cual pueda vivir su vida y su sexualidad como le plazca. Es un DERECHO, el derecho de la libertad…

Por ti, pequeño Batman, anhelando qué tus alas nos conduzcan a mejorar esta sociedad y evitar acosos crueles como el que tú has sufrido…