Yo tengo una niña transexual

Yo tengo una niña transexual. Al año de su nacimiento ya era el “marica” de algún familiar, puesto que siempre iba con alguna muñeca. De los dos a tres años, era el marica de todo su entorno, ya fuese familiar, guardería, camping… Su comportamiento era muy afeminado y llamaba mucho la atención. Era una niña muy buena. Ella se entretenía con su hermana viendo películas de Princesas, jugaba a los bebés y se vestía con cosas de chicas, zapatos de tacón, etc.

 La profesora de la guardería y yo teníamos mucha confianza y hablábamos de que tenía pinta de que sería homosexual y además la profesora decía: “tendrá el pelo largo porque le encanta el pelo y lo mueve, porque tiene locura por el pelo”.

Llegó el momento del colegio. Se pasó el primer trimestre llorando, era introvertida y le costaba muchísimo soltarse de mí. La profesora me llamó al principio del segundo trimestre, ya que según el protocolo del colegio ella tenía que esperar a que transcurriera el primer trimestre. El periodo de adaptación no era normal y me preguntó si había pasado algo en mi familia, debido a que mi hija parecía que tuviese un trauma ya que no paraba de llorar.

Mi niña salía enfadada del colegio porque las niñas no le dejaban ser una Witch (cada niña se escogía un nombre de las muñecas y luego jugaban a ser ellas, a mi hija sólo le permitían ser el conejito).

 Mi hija me preguntaba que porqué no había elegido primero a Lourdes (mi hija mayor) que hubiese sido el chico y ella la chica. Quería ponerse cosas de chicas.

 Un día se puso un vestido que yo tenía guardado de su hermana. Su cara se iluminó empezó a dar vueltas y más vueltas. Yo me asusté de tal forma que el vestido se lo di a una amiga para que no volviese a ponérselo.

 Di todos los castillos de Barbie, carricoches… para ver si se le olvidaba todo esto, pero mi ignorancia era muy grande.

Un día repartía publicidad de juguetes en la puerta del cole y mi hija cuando vino a casa empezó a recortar muñecas y más muñecas, y jugaba sin ningún problema con todos aquellos papeles.

Al tiempo, vi un documental, en el que una de las mujeres que contaba su experiencia, decía que ella se vestía de chica cuando era pequeña, pero sus padres cuando venía gente a su casa le hacían quitarse la ropa porque se avergonzaban de ella. Yo pensé que nunca lo haría, la persona que nos visitase la vería vestida de chica y que lo afrontaríamos.

Empezó 1º de Primaria y un día me dijo: “mamá, he hablado con Mireya (una amiga suya) y me ha dicho que voy a poder ser chica de mayor, me iré al hospital y me pondré en una camilla, me taparan con una sábana hasta aquí (señalando la frente) y allí te ponen pechos, pelo largo y, te quitan la pilila y te ponen vulva”. (YO DIJE: ¡MADRE MÍA LO QUE ME HA DICHO!).

La profesora me llamó y me dijo tu hijo está diciéndole a las niñas de clase que de mayor va a ser chica, “las niñas me lo han dicho”.

Sufrió mucho, porque la reacción de los niños no fue buena, (risas, discriminación, no tenía amigas). Fuera del cole también, aunque tengo una amiga y mi niña se sentía apoyada por la hija de mi amiga que tenía la misma edad.

 Yo ante esta situación, decidí ver un psiquiatra infantil y me dijo que no la dejase ir con estuches y con cosas de chicas, debido a que iba a ser carne de cañón.

También fui al orientador del colegio. Este, me habló de una manera que me quedé un poco más tranquila, le conté, que mi niña había dibujado a la familia y primero dibujó a papá, mamá, hermana y ella como chica con faldita.

Un día me dijo que hasta que no se hiciese chica no iba a tener novio.

Conocí a la psicóloga del Ayuntamiento y me dio el número de un sexólogo. Le llamé y me dio cita, y ahí dimos otro paso en 2009.

Por muchas consultas que hiciera nunca se acababa mi angustia. Mi hija sufría un rechazo en el cole, siempre fue “el marica”. Mi niña no estaba centrada en el cole, nunca hacía caso en clase, se pintaba las uñas con  rotulador, sus andares no eran adecuados, puesto que solo quería llamar la atención para que todos se dieran cuenta de que era una niña.

En 3º de Primaria, cuando en su clase estaban dando la reproducción se acercó a la mesa de la profesora y le preguntó que si ella no iba a poder tener hijos… Mi hija no estaba nada bien. Fuimos a su pediatra y le conté todo. Me derivó a la Unidad Infantil  USMI. El sexólogo me dio el número de teléfono del coordinador de la Unidad de Transexualidad. Le llamé, pero me dijo que hasta los trece años nada.

También fuimos a la psicóloga infantil y me dijo que ella desconocía el tema y que los niños que la insultasen tenían que ser castigados.

Al mismo tiempo, estaba pendiente la valoración de una endocrina del hospital porque tiene el tiroides lo tiene alto.

Yo APROVECHÉ y le pedí que por favor me derivase al hospital General de Alicante, ya que allí había una Unidad de Transexualidad y le conté todo lo que habíamos pasado.

Por fin llegó el día. (El endocrino de la Unidad de Transexualidad le hizo una revisión) y además nos dio el número de teléfono y derivó al sexólogo de dicha Unidad.

La primera visita al sexólogo fue muy buena, le preguntó que cómo deseaba que la llamasen, mi hija respondió: Beatriz.

Como terminaba primaria y empezaba secundaria, nos aconsejó que fuésemos al instituto a hablar con el director y propusiésemos el caso para que así hiciese el tránsito y le llamasen  Beatriz y pudiera  ir  vestida como ella se siente, y utilizar los baños de chicas.

SALIMOS SUPER CONTENTOS.

Fui al cole y se le conté al orientador y al director. Les dije que necesitaba un informe por escrito.

Por esas fechas, conocí una asociación Chrysallis. Les conté toda la situación y ellos me arreglaron todos los documentos necesarios para poder hacer el tránsito de Beatriz, pero requería un informe del psicólogo-sexólogo vital. Lo conseguí.

He conocido a muchas madres y padres en la asociación Chrysallis y he conseguido aliviar mi angustia, mis miedos y sufrimientos.

Hay niñas/os con cuatro años haciendo el tránsito (se les trata como se sienten y se les deja desarrollarse libremente).

Conozco el testimonio de una madre en Valencia: su niña tiene nueve años y ya tiene el informe vital para que se desarrolle libremente gracias al sexólogo que incluso  ha visitado el centro escolar para hablar y formar a los profesores.

Sin embargo, mi hija ha tenido que esperar demasiado tiempo para liberarse y no sentir represión sobre cómo se siente y poder  DEMOSTRAR QUIEN ES.

Bajo mi punto de vista, en  la Unidad de Alicante no toman enserio a los niños porque creen que pueden cambiar de opinión.

Por favor, suplico que se haga algo al respecto, que a los niños transexuales que manifiestan desde pequeños que no se sienten del sexo biológico, se les permita desarrollarse libremente. Se les tome en serio y se les respete pues los niños transexuales no se hacen, nacen así.

Pido el derecho a disfrutar de la infancia como cada niño o niña es y se siente, porque SOMOS LO QUE DICE NUESTRO CEREBRO y no lo que anuncian nuestros genitales. Pido el  derecho a ser tratados y visibilizados para que ningún otro niño o niña más vuelva a pasar por el calvario que ha pasado mi hija.